2 de junio de 2009
Metacognción III
Todo proceso metacognitivo supone un quiebre en la experiencia, es decir, un momento en que nuestra conciencia (generalmente enfocada hacia “afuera”), da un giro sobre sí y nos sitúa a nosotros mismos como objetos de observación. Ahora bien, dicho “quiebre” se produce cuando la experiencia revela alguna inconsistencia o incongruencia acerca de la manera en que pensamos, sentimos o actuamos.
Esta operación también involucra un grado de control acerca de nuestros procesos psicológicos, toda vez que supone un esfuerzo por evaluar y corregir algunos aspectos de la experiencia. En este proceso de supervisión y análisis de las propias cogniciones, juega un rol fundamental la capacidad de razonamiento que permite reflexionar e interpretar hechos aislados, generando asociaciones y conexiones que puedan producir movimientos correctivos. Finalmente, la metacognición se nutre siempre de una dosis de empatía, que supone una actitud de apertura e interés por la perspectiva ajena. Esta visión externa entrega información de primera mano respecto del impacto que tienen nuestras acciones en los demás.
En resumen, tenemos que cualquier proceso metacognitivo surge de una cierta inclinación hacia los propios procesos psicológicos (autoobservación), que se supervisan y corrigen (regulación) de acuerdo a las interpretaciones e inferencias que la persona realiza constantemente (razonamiento). La perspectiva ajena y la consideración del impacto que tienen las acciones propias en los demás (empatía), complementa el proceso metacognitivo con una instancia retroalimentadora muy valiosa.
Más sobre:
Metacognición1
Metacognición2
13 de mayo de 2009
Metacognción II
“La metacognicion se define como la capacidad de un individuo para reflexionar, comprender y controlar su propio aprendizaje. Esta capacidad implica, por una parte, conocimiento sobre uno mismo, sobre las estrategias a utilizar y sobre la aplicación de las mismas (conocimiento sobre la cognición, o aspecto reflexivo de la misma), y por otra, control sobre el proceso de aprendizaje, lo que incluye algún tipo de evaluación (regulación de la cognición o aspecto de control). (…) Esta clasificación identifica dos componentes de la metacognición: conocimiento sobre la cognición (o conciencia del propio conocimiento) y regulación de la cognición (o habilidad para hacer uso de estrategias para planificar, regular, y evaluar el proceso de aprendizaje).” (Sánchez y Vovides, 2006)
Comúnmente los fenómenos metacognitivos se asocian a procesos racionales o puramente mentales. Sin embargo, parece ser que con frecuencia estas operaciones mentales se nutren de un alto contenido emocional que, en ocasiones, pareciera “tirar” de lo mental. Cuando la razón está bloqueada, emergen las capacidades emocionales, presentes como energía de perseverancia y voluntad, para propiciar un cambio en el sistema. Las emociones irrumpen con toda su fuerza para recordarnos de que, antes que cualquier cosa, somos animales emocionales.
Numerosas investigaciones han demostrado la estrecha relación existente entre algunas capacidades metacognitivas (planificación, selección, evaluación) y un amplio abanico de emociones evolutivamente más recientes (empatía, control de impulsos). Estudios con pacientes que sufren patologías del lóbulo prefrontal, dan cuenta de cómo estas funciones cognitivas y algunas emociones típicamente “humanas”, fallan en estos pacientes. Por estos y otros muchos motivos, siempre una reflexión acerca de las capacidades metacognitivas, debe considerar la manera en que la dimensión cognitiva y emocional, trabajan inseparablemente unidas.
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Metacognición I
“…en el corazón de las dificultades del hombre actual está su desconocimiento del conocer”
Humberto Maturana
Siempre se ha considerado la metacognición como compuesta por dos elementos: metacognición como pensamiento y metacognición como regulación. El pensamiento metacognitivo proviene de la experiencia y se basa, fundamentalmente, en las creencias y pensamientos que tenemos las personas acerca de los procesos cognitivos de nosotros mismos y los demás. La regulación metacognitiva, en tanto, se compone por el monitoreo y control de los procesos e incluye actividades como planificación, elección de estrategias y ejecución de planes. En otras palabras, la metacognición se refiere a la supervisión activa, y consecuente regulación y organización de estos procesos en relación con los objetivos cognitivos sobre los que actúan, normalmente al servicio de una meta u objetivo concreto. Las actividades metacognitivas se convierten en mecanismos de autorregulación y gestión de sus dificultades.
Más sobre metacognición (inglés)
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